Reina Evangelizadora: Cómo La Virgen de Guadalupe nos enseña a compartir a Cristo
Dec 11, 2018 by Christina Gillam
Con constelaciones doradas en su manto y la luna bajo sus pies, Nuestra Señora de Guadalupe sigue capturando corazones hoy tanto como aquel día en la colina de Tepeyac en 1531. La tilma milagrosa contiene innumerables signos y símbolos místicos, todos comunicando verdades profundas a sus primeras espectadores. Y aun con los muchos detalles que revelan los misterios de Dios y su Madre, ninguna de ellos se contradicen o van en contra de la auténtica enseñanza Católica.
La belleza y misterio de la imagen no es un fin en sí mismo—Por el contrario, como la vida entera de nuestra Madre, todo lo que nos enseña la tilma es profundamente Cristocéntrico. Aun en la imagen sí misma, ¡el Jesús no nacido se encuentra perfectamente en el centro! En su belleza radiante y su deseo ardiente de traernos a su divino niño, María nos enseña a evangelizar al prójimo.
Es un modelo perfecto de la evangelización, cuya meta es poner a todos bajo el reino de Cristo. También, sus obras y palabras son dulcificadas por el amor de una Madre que sabe hablar la lengua de sus hijos.
Muchas veces cuando nos enfrentamos con el deber de evangelizar, corremos el riesgo de caernos en dos tentaciones opuestas. Por un lado, podemos sentir que debemos hacer concesiones por alguien, o sobresimplificar las demandas del evangelio para atraerlos a la fe. Por otro lado, podemos negar la importancia de la cultura, y obsesionarnos con preservar la fe de toda influencia ajena.
María nos enseña a evitar estos extremos con su gracia, pues acepta y eleva lo bueno, verdadero, y bello de la cultura azteca mientras rechaza lo malo y falso. Si es tan esencial ser guadalupano, también es esencial ser evangelizador. Este adviento, volvamos la mirada a la Vírgen de Guadalupe como nuestro modelo de evangelización, confiando a su ternura y protección materna en nuestro cuidado.