¿Por qué ir a los santos si podemos ir a Jesucristo?

Más de lo mismo pero aquí va en pocas palabras.

Se venera a los santos para que intercedan por nosotros y nuestras súplicas lleguen a Dios.

La Iglesia profesa que a los santos se les debe especial veneración, junto con la Bienaventurada Virgen y los ángeles, por haber dado testimonio de fe y caridad hasta la muerte,  Es, por tanto, sumamente conveniente que amemos a estos seguidores de Cristo, y que los invoquemos humildemente.

¿Por qué ir a los santos si podemos ir a Jesucristo?

Jesús es el único mediador y en esa mediación participan los santos. Los santos pueden interceder pero no salvar, esa es la diferencia. Entonces, ¿por qué les rezamos? Porque "la súplica del justo tiene poder" (Santiago 5:16).

Recurrir a los santos nunca sustituye a Dios. Más bien sus vidas nos enseñan cómo vivir el Evangelio y a relacionarnos auténticamente con Dios. Además, ellos rezan por nosotros, son fuente de inspiración, y verdaderos modelos a seguir.

Cristo todo lo puede por sí solo pero ha querido valerse de sus santos para continuar su enseñanza y su obra en su Iglesia terrenal: «Quien a vosotros os escucha, a mí me escucha; y quien a vosotros os rechaza, a mí me rechaza; y quien me rechaza a mí, rechaza al que me ha enviado.» - Lucas 10,16

San Pablo no dijo: "Yo no rezo por los hermanos porque ya Jesús reza por ellos"? o "yo no anuncio el Evangelio, porque Dios puede hacerlo El mismo". Dios quiso que seamos instrumentos y colaboremos.

Ya lo decía San Francisco de Asís, "Señor hazme instrumento de tu paz". Sin duda, todos los santos fueron inspirados por Jesús para llegar al Padre. Todos debemos cooperar como canales y ser instrumentos que glofiquen a Dios. La mediación de los santos no es otra alternativa, sino que nos auxilia. El Señor ha querido la comunión entre los santos y a través de esa unión se manifiesta el amor de Dios.

Por lo tanto, seamos agradecidos e inspirados por el legado de los santos, hombres, mujeres, niños y niñas que sin ningún super poder, demostraron su fe y sirvieron a los demás; gozando ahora de la presencia de Dios.