La Novena Eficaz de las tres Avemarías
Aug 07, 2019 by Gretchen Filz
Este artículo fue traducido del inglés original por Christina Gillam.
Hay una tradición centenaria de rezar tres Avemarías cada día en honor a Virgen María, y para pedir su ayuda a lo largo de nuestras vidas cotidianas.
Como criaturas débiles y pecaminosas, muchas luchamos y flaqueamos en hacer lo bueno. Tenemos muchas necesidades y enfrentamos dificultades innumerables. Cuando pedimos la ayuda de Nuestra Señora de eta manera sencilla, ella nos ayudará a superar los obstáculos y aumentar la pureza de nuestros corazones.
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Esta práctica devota se originó en la iglesia en la misma época que el Santo Rosario, la Edad media, y ha sido recomendada como práctica piadosa por muchos santos, incluso San Antonio de Padua, Santa Matilde de Hackeborn, y San Alfonso María de Ligorio.
Las novena de Tres Avemarías es una oración bella recitada para honrar las tres dones especiales de María dados por Dios: su poder, su sabiduría, y su misericordia. Cada uno de estos dones se asocian con una persona de la Trinidad, con quien está unida perfectamente en el cielo: el poder de Dios Padre, la sabiduría de Dios Hijo, y la tierna misericordia de Dios Espíritu Santo.
En esta novena le pedimos a Nuestra Señora que use sus dones para nuestro bien y para que Dios nos conceda nuestras peticiones, y sobre todo, la gracia para vivir una vida más santa. Las palabras de esta oración son muy poderosas y sin duda producirán cambios notables en tu vida.
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Reza esta novena con fe y con sinceridad cada día como una novena perpetua, y recibirás una lluvia de gracias especiales de su Inmaculado Corazón. Se lo puede recitar por la mañana cuando despiertes, por la noche antes de dormir, o los dos momentos del día.
La Novena de las tres Avemarías:
Para honrar el poder de Nuestra Señora
Oh, María Inmaculada, Virgen poderosísima, te ruego, que por el poder inmenso que has recibido del Padre Eterno, obtengas para mí la pureza del corazón, fuerza para superar todos los enemigos de mi alma, y el favor especial que te imploro en mi necesidad actual.
[Nombra tu intención]
¡Madre más pura! No me abandones, ni desprecies mi oración, y escúchame amablemente para la gloria de Dios, tu honor, y el bien de mi alma.
Para obtener este favor honro a tu poder por recitar:
Dios te salve, María, llena eres de gracia,
el Se?or es contigo.
Bendita tú eres entre todas las mujeres,
y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús.
Santa María, Madre de Dios,
ruega por nosotros, pecadores,
ahora y en la hora de nuestra muerte.
Amén.
Para honrar la sabiduría de Nuestra Señora
Oh Virgen María, madre mía, a través de la sabiduría inefable que La Palabra Encarnada de Dios te ha brindado, te ruego humildemente, que obtengas para mi mansidad y humildad de corazón, un conocimiento perfecto de la Voluntad Divina, y la fuerza para cumplirla en todo momento.
Oh María, trono de Sabiduría; como madre tierna, guíame en el camino de la virtud Cristiana y la perfección; ilumíname para que pueda hacer lo que le agrade más a tu hijo, y obtener mi petición.
Para obtener esta gracia honro a tu sabiduría por recitar:
Dios te salve, María, llena eres de gracia,
el Se?or es contigo.
Bendita tú eres entre todas las mujeres,
y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús.
Santa María, Madre de Dios,
ruega por nosotros, pecadores,
ahora y en la hora de nuestra muerte.
Amén.
Para honrar la misericordia de Nuestra Señora
Oh, Madre de Misericordia, Madre de los pecadores penitentes, me paro ante ti, pecaminosa y dolorosa, suplicando que a través del inmenso amor que te ha dado el Espíritu Santo por nosotros, pobres pecadores, que obtengas para mí la verdadera y perfecta contrición por mis pecados, que detesto con todo mi corazón y porque amo a Dios.
Madre misericordiosa, ayúdame en mi necesidad actual. Vuelve a nosotros tus ojos misericordiosos, oh clemente, oh piadosa, oh dulce Virgen María.
Para obtener este don precioso, yo honro a tu misericordia diciendo:
Dios te salve, María, llena eres de gracia,
el Se?or es contigo.
Bendita tú eres entre todas las mujeres,
y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús.
Santa María, Madre de Dios,
ruega por nosotros, pecadores,
ahora y en la hora de nuestra muerte.
Amén.
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