Deseoso de consagrarme enteramente al servicio de la siempre Santa Virgen María de quien, después de Dios, espero toda ayuda y asistencia en la vida y en la muerte, me uno a los miembros de esta piadosa cofradía, que se erigió en honor a Nuestra Señora del Perpetuo Socorro.
Como mi patrón especial, yo escojo al glorioso San Alfonso, para que obtenga para mí una verdadera y duradera devoción a la siempre Santa Virgen, que honramos con tan dulce nombre.
Prometo, además, renovar mi consagración a la Madre de Dios y a San Alfonso una vez al mes y recibir los sacramentos frecuentemente.
Señora del Perpetuo Socorro, recíbeme como tu siervo y permíteme gozar de tu protección maternal. Prometo acudir a ti para todas mis necesidades espirituales y temporales. Mi santo patrón San Alfonso, obtén para mí la gracia de invocar siempre a Nuestra Señora del Perpetuo Socorro.